Ut Ómnibus Glorificetur Deus (para que en todo sea glorificado Dios).

Santa Regla de San Benito, capítulo 57.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

La ciudad del alma



Es necesario saber que quien se entretiene en palabras perjudiciales, se aparta de todo criterio de rectitud. El alma humana, al igual que el agua, si se encierra, sube de nivel volviendo al lugar desde el que había bajado; pero si se libera, se desparrama y pierde en las cosas más bajas; tantos son los remolinos que le sacan fuera de sí como conversaciones inútiles rompen su silencio. Por eso, no logra volver interiormente al conocimiento de sí, porque esparcida exteriormente en muchas conversaciones, pierde la fuerza de la reflexión interior. Así pues, se expone por completo a las heridas del enemigo que ataca, porque no se ha encerrado en fortaleza alguna que le custodie... Como no posee el muro del silencio, la ciudad del alma está expuesta a las flechas del enemigo y cuando sale fuera de sí misma por medio de las palabras, se presenta indefensa al adversario que le vence sin esfuerzo, porque la misma que es derrotada lucha contra sí debido a su verborrea.

San Gregorio Magno