La obediencia a este solo mandato, a este primer mandamiento entregado por Dios al hombre a través de Moisés, nos abre el camino de la santidad. Hombres descalzos frente al Señor. Hombres despojados de todo ego, de toda vanidad, reconociéndonos pequeños, frágiles. Criaturas ante su Creador. Siervos frente a su Amo, entregados a Él sin miedo. Descalzos ante todo lo desconocido, pero presintiendo: el misterio. Abiertos a sentirnos habitados por el Santísimo.
Piedad Correa
Carmelitas Descalzos
No hay comentarios:
Publicar un comentario