A caminar descalzo hay que atreverse. Requiere enfrentar y vencer el ego, haciendo prevalecer el Espíritu que es el que llama a la libertad interior. Caminar descalzo es liberarse de las ataduras, de complejos, de miedos, de prejuicios, para permitir que nuestra humanidad verdadera, nuestra esencia divina, sea la que entre en contacto con la tierra santa y todo lo que en ella habita.
Piedad Correa
Orden Carmelitas Descalzos
Ut in Ómnibus Glorificetur Deus ( Para que en todo sea Dios glorificado; RB cap. 57)