La disposición de la caridad se manifiesta no sólo mediante la distribución de las riquezas, sino mucho más mediante la distribución de la palabra de Dios y el servicio corporal (diakonía).
LA AUTÉNTICA JUSTICIA Y NUESTRAS IMPERFECCIONES: Confesar que somos imperfectos y que todavía no nos hemos enterado, aún no lo hemos aceptado. Esta es la verdadera sabiduría del hombre saber que es imperfecto, y, por decirlo de algún modo, la perfección de todos los justos, mientras viven en la tierra, no está acabada. De ahí que leamos en libro de los Proverbios: "Para conocer la verdadera justicia", pues si no hubiera también una justicia imperfecta, nunca se diría que la divina es verdadera justicia. (JERÓNIMO, Diálogos contra los Pelagianos, 1, 15; La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia)
Le preguntaban a Sinclética si la pobreza era un bien perfecto. Ella respondió: "está bien para quienes son capaces. Aquellos que la soportan, en efecto, obtienen desprecio para la carne y reposo para el alma. Así como se lavan y blanquean los vestidos resistentes pisoteándolos y retorciéndolos con fuerza en todos los sentidos, así el alma fuerte se vuelve vigorosa gracias a la pobreza voluntaria".