Ut in Ómnibus Glorificetur Deus
( Para que en todo sea Dios glorificado; RB cap. 57)
Ut in Ómnibus Glorificetur Deus
( Para que en todo sea Dios glorificado; RB cap. 57)
A caminar descalzo hay que atreverse. Requiere enfrentar y vencer el ego, haciendo prevalecer el Espíritu que es el que llama a la libertad interior. Caminar descalzo es liberarse de las ataduras, de complejos, de miedos, de prejuicios, para permitir que nuestra humanidad verdadera, nuestra esencia divina, sea la que entre en contacto con la tierra santa y todo lo que en ella habita.
Piedad Correa
Orden Carmelitas Descalzos
Ut in Ómnibus Glorificetur Deus ( Para que en todo sea Dios glorificado; RB cap. 57)
El alma debe de pasar de esa contemplación natural que se consigue mediante la ascesis de la mente a la oración coloquio íntimo, sin imagen ni intermediario, dejándose llevar hasta las profundidades de la divinidad, donde se alumbra el amor de las supremas semejanzas. Pero esto sólo puede venir de Dios; es obra del Espíritu Santo que reconduce la entera vida espiritual hasta su acabamiento en la teología y el amor deífico. Se trata, por tanto, de una oración que nutre, ilumina y transforma en Dios, pero en la que no faltan pruebas muy dolorosas.
Nilo de Ancira
Ut in Ómnibus Glorificetur Deus
( Para que en todo sea Dios glorificado; RB cap. 57)
Quítate las sandalias. Una orden al parecer sencilla de cumplir, que encierra un profundo contenido antropológico y espiritual. Una orden del Señor que conoce el corazón del hombre, que penetra en sus pensamientos (Sal 138) dirigida directamente a la raíz de su pecado: el orgullo, que hay que vencer con la humildad del pie descalzo.
PIEDAD CORREA
ORDEN CARMELITAS DESCALZOS
Ut in Omnibus Glorificetur Deus
SIETE PELDAÑOS O GRADAS. Por siete peldaños se sube a la puerta, porque la gracia septiforme del Espíritu Santo se nos abre la entrada del reino de los cielos. Isaías, comenzando a enumerar esta gracia septiforme que posee nuestra misma Cabeza o su Cuerpo, que somos nosotros, dice: "Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad, y estará lleno del espíritu del temor del Señor. Como hablaba de cosas celestiales, enumeró estas gradas descendiendo más bien que ascendiendo, a saber: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor; y como está escrito: "el principio de la sabiduría es el temor de Dios", consta, sin lugar a duda, que por el temor de Dios se sube a la sabiduría, no desde la sabiduría se va al temor, porque cierto es que la verdadera sabiduría tiene caridad, y está escrito, "la perfecta caridad, echa fuera el temor". Luego el profeta como hablaba desde las cosas del cielo a las de abajo, comenzó antes por la sabiduría y acabó por el temor.
Pero nosotros, que de las cosas terrenas tendemos a las celestiales, hagamos mención de esas mismas gradas ascendiendo, de manera que desde el temor podamos llegar a la sabiduría. De suerte que en nuestra alma la primera grada de nuestra ascensión sea el temor de Dios; la segunda, la piedad; la tercera, la ciencia; la cuarta, la fortaleza; la quinta, el consejo; la sexta, el entendimiento; y la séptima, la sabiduría. Ya está el temor de Dios en el alma; pero ¿Cuál es este temor si en él no está la piedad?
GREGORIO MAGNO, Homilías sobre Ezequiel
LA BIBLIA COMENTADA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA; Vol. 12.
LA FUENTE DE DONDE BROTA EL ESPÍRITU. [El Espíritu Santo] habita plena y totalmente sólo en Cristo, sin merma de cantidad o parte alguna, sino dado y enviado concentradamente con toda su superabundancia, de suerte que todos los demás pueden obtener de Él un cierto disfrute de gracias, quedando en Cristo de modo permanentemente la fuente de todo el Espíritu Santo, para que de Él fluyeran todos los ríos de los dones y de las obras (maravillosas) Mientras que el Espíritu Santo habita sobreabundantemente en Cristo. NOVICIANO. La Trinidad, 29
LA BIBLIA COMENTADA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA; Vol. 12
No está el amar en mayor gusto,
sino en la mayor determinación
de desear contentar en todo a Dios
y procurar en cuanto pudiéramos no ofenderle,
y rogarle que vaya siempre delante
la honra y gloria de su Hijo
y el aumento de la Iglesia Católica
¡Estas son las señales del amor!
SANTA TERESA DE JESÚS
ORDEN DE LOS CARMELITAS DESCALZOS
San Juan de la Cruz
La embriaguez espiritual es más fecunda en el corazón, más sabrosa y regocijante en el interior que cuanto el corazón mismo podría desear y gustar. Con tal ímpetu de amor de Dios y deseo de fruición divina se inflama vigorosamente el corazón y se dilata. Arterias y poros abren. Parece empequeñecerse el pecho y hacerse más estrecho. La afluencia del espíritu lo llena como un volcán que fuera a estallar.
Enrique Herp