jueves, 27 de junio de 2013
Su combate personal
El apóstol vive el mismo cotidianamente este combate, que evoca en términos misterios:
Un ángel de satanás está encargado de abofetearme (2Co 12, 7).
Sabe que satán tiende trampas a los cristianos hasta en su generosidad. Esposos que viven la ascesis por un tiempo de ayuno sexual deben estar en guardia para que Satán no se valga de su continencia para tentarlos (1Co 7, 5). Es preciso estar atentos a sus ardides (2Co11, 13) y a la seducción de sus acólitos: los "superapóstoles" que vienen a la comunidad a predicar otro evangelio (2Co 11, 4-6).
No déis ninguna oportunidad al diablo, dice a los Efesios (4, 27). Y para eso revestíos de la armadura de Dios, para que podáis resistir a las maniobras del diablo (2Co 6, 11-12).
René Laurentin
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