3Conoce el buey a su amo, y el asno, el pesebre de su dueño. (Is 1,3)
El que llenaba el mundo no encontraba lugar...; puesto en el pesebre, se convirtió en vianda para nosotros. Acérquense al pesebre dos animales, es decir, dos pueblos, pues "el buey reconoció a su amo, y el asno el pesebre de su dueño". Fíjate en el pesebre; no te avergüences de ser jumento para el Señor. Llevarás a Cristo, no errarás la marcha por el camino: sobre ti va sentado el camino. ¿Os acordáis de aquel asno presentado al Señor? Nadie sienta vergüenza; aquel asno somos nosotros. Vaya sentado sobre nosotros el Señor y llámenos para llevarle a donde Él quiera. Somos su jumento y vamos a Jerusalén. Siendo Él quien va sentado, no nos sentimos oprimidos, sino elevados; teniéndole a Él por guía, no erramos: vamos a Él por Él; no perecemos.
San Agustín
(LA BIBLIA COMENTADA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA)
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