Toda nuestra actividad nazca siempre de la fuente interior, a ejemplo de Cristo, que siempre actúa con el Padre, de modo que el mismo Padre haga las obras permaneciendo en Él. Así seguiremos a Cristo en su vida humilde y oculta de Nazaret, tanto cuando oramos a Dios en lo secreto, como cuando trabajamos por obediencia en su presencia.
Por un Cartujo
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