domingo, 8 de julio de 2012
el alma que conoce a Dios por la oración
Cuando el alma se eleva a Dios con ansias de ardentísimo deseo de honor a Él y de salvación de las almas, se ejercita por algún tiempo en la virtud. Se aposenta en la celda del conocimiento de sí misma y se habitua a ella para mejor entender la bondad de Dios; porque al conocimiento le sigue el amor, y, amando, procura ir en pos de la verdad y revestirse de ella.
Y porque de ningún otro modo gusta y es iluminada tanto de esa verdad como por la oración humilde y continuada, fundándose en el conocimiento de sí y de Dios, al ejercitarse en ella del modo dicho, ese alma se une a Dios siguiendo las huellas de Cristo crucificado. De esta manera, por el deseo perfecto y la unión del amor, hace de Él un "otro yo". Esto parece que significaba Cristo cuando dijo: A quien me ame y atienda mis palabras, a ése me manifestaré yo mismo, y será una cosa conmigo, y yo con él.
Santa Catalina de Siena
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