4,9 Todas las cosas te daré... (Mt 4,9)
LAS TRES TENTACIONES. Considerando con atención el orden que sigue el demonio en sus tentaciones, veamos con qué grandeza somos liberados de ellas. Con tres géneros de tentaciones incitó nuestro enemigo común a nuestro primer padre, a saber: con la gula, con la vanagloria y con la avaricia; pero al tentarlo lo venció, porque lo sometió por el consentimiento. Lo tentó con la gula cuando le enseñó la fruta del árbol prohibido y le aconsejó que comiera de ella. Lo tentó con la vanagloria cuando le dijo: "Seréis como dioses". Y lo tentó con la avaricia cuando le dijo: "Conoceréis el bien y el mal". Porque no es sólo la avaricia el deseo de riqueza, sino también el deseo de ocupar puestos elevados. Con razón, pues, se califica de avaricia el deseo inmoderado de ser más. Si el robo del honor no fuera avaricia, de ninguna manera hubiera dicho san Pablo del Hijo unigénito de Dios: "No juzgó robo el considerarse igual al Padre". El diablo llegó hasta hacer ensobercerse a nuestro primer padre, porque excitó en él la codicia de la preeminencia.
Pero por los medios con que el diablo venció al primer hombre, por los mismos fue vencido por el segundo hombre tentado. Lo tentó por la gula cuando le dijo: "Di que estas piedras se conviertan en pan". Lo tentó por la vanagloria diciendo: "Si eres Hijo de Dios échate abajo". Lo tentó por la avaricia cuando, enseñándole todos los reinos de este mundo, le dijo: "Todas estas cosas te daré si, postrándote, me adoras". Mas por los mismos modos con que se gloriaba de haber vencido al primer hombre, fue vencido por el segundo; para que salga aprisionado de nuestros corazones por la entrada misma por donde se había introducido en ellos y no tenía prisioneros [...].
GREGORIO MAGNO, Homilías sobre los Evangelios, 16, 2-3
(LA BIBLIA COMENTADA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA)
Alabado sea Jesucristo
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